¿Cuál es la relación del zika y otras enfermedades con el cambio climático?

Altas temperaturas, lluvias, derretimiento de glaciares y sequías tienen una estrecha relación con la aparición de enfermedades como el zika, la fiebre amarilla y el cólera.


Algunos creen que el cambio climático es un asunto lejano o de ciencia ficción. Pero ni es lo uno ni lo otro. Se trata de un tema que ya está aquí y que afecta muchos frentes de la vida diaria, incluida la salud. De hecho, la reciente epidemia del virus del zika prendió las alarmas de los organismos de epidemiología de todo el mundo.
Otras enfermedades transmitidas por vectores, como el Aedes Aegipty, están siguiendo la misma tendencia. En Brasil se presentó un incremento del 40% en las muertes por dengue en el 2015. Según Charles B. Barba, director de unidad en Fort Collins, Colorado, los estudios de enfermedades transmitidas por insectos muestran que "en realidad estas temperaturas están acelerando todo el ciclo de reproducción de los mosquitos".
Ese panorama motivó a la Organización Mundial de la Salud a emitir recientemente un informe titulado Género, cambio climático y salud en el que se expone la situación a la que se enfrenta en mundo con este fenómeno. Brotes de enfermedades infecciosas que parecían controladas están emergiendo con mayor fuerza, causando la muerte de miles de personas al año.
Según este organismo, otras enfermedades como el paludismo, la enfermedad diarreica aguda y la meningitis han tenido un incremento relacionado directa o indirectamente con el aumento de las temperaturas. La disminución en las fuentes de agua potable, el incremento de la humedad, las oleadas de calor y las lluvias torrenciales son el principal caldo de cultivo para el aumento de dichas epidemias.
El cambio en las condiciones climáticas hace que ciudades que tradicionalmente eran de clima frío se parezcan a las del trópico. Esto puede generar que la población tenga enfermedades propias de tierra caliente ya que se producen las condiciones adecuadas para el desarrollo de los vectores que las transmiten. En Ciudad de México, ubicada en el altiplano, se han encontrado mosquitos que se pensaban que sólo se desarrollaban en tierras bajas. Andrew Monaghan, médico que estudia la interacción del clima y la salud en el Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Boulder, Colorado, considera que "todo el potencial está ahí para que empiece la transmisión del virus, si las condiciones climáticas se hacen un poco más favorables".
En Bogotá podría suceder lo mismo. En los últimos meses las temperaturas han alcanzado cifras récord que antes habrían sido impensables. Lo peligroso es que a tan solo 30 minutos se encuentran municipios donde el Aedes Aegipty es endémico.
Pero no solo las enfermedades infecciosas se benefician con el calentamiento global. La OMS ya había publicado en el 2012 un Atlas de la Salud y el Clima, donde se evidenció que las sequías influyen directamente en el desarrollo de la agronomía y la disminución de los terrenos con suelo fértil afecta la producción de cultivos, lo que conlleva a problemas de nutrición en los países del tercer mundo. A su vez, la desnutrición infantil está relacionada con el aumento de la mortalidad por problemas respiratorios. Las mujeres embarazadas presentan anemia, y se han aumentado los casos de niños con bajo peso al nacer y partos de prematuros.
El informe señala que las inundaciones que generan las lluvias torrenciales aumentan los niveles de aguas subterráneas ricas en arsénico, lo que genera riesgo de intoxicación. Esto podría desarrollar lesiones en la piel, inflamación de las extremidades y daños neurológicos. La contaminación del agua también se da por un fenómeno llamado “salinización”. Cuando el nivel del mar asciende, debido al derretimiento de los casquetes polares, el agua potable se vuelve rica en sal. Así, las poblaciones de las zonas costeras se exponen a un consumo de agua con sodio que puede generar hipertensión y problemas. En las mujeres embarazadas habría mayor riesgo de eclampsia y preeclampsia.
Aunque parezca raro, las enfermedades mentales también podrían aumentar. La cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, mostró que después del paso del huracán Katrina, se evidenció un aumento de las tasas de ansiedad y depresión en los sobrevivientes. Dos años después de la tragedia, los índices de personas con estrés postraumático y conductas suicidas aumentaron en un grupo considerable de la población. De continuar un aumento en el número de desastres naturales atribuibles al cambio climático, los trastornos psiquiátricos también serán una epidemia.
Para algunos expertos, el aumento de la temperatura no es el único factor atribuible a la propagación de estas enfermedades. Los cambios en las condiciones demográficas debido a las sequías y las lluvias hacen que los pobladores busquen otros sitios donde empezar de cero, lo que aumenta la migración y la sobrepoblación en la ciudades. Ese desplazamiento, junto con la urbanización, juegan un papel importante en este difícil panorama porque aumentan otros problemas sociales como el desempleo, la falta de oportunidades y la desigualdad social.
El calentamiento global afecta las comunidades desde distintos flancos. La solución está en prestar mayor atención a este problema que para muchos se veía lejano. Pero los hechos recientes hacen necesario que los colombianos abran los ojos ante una problemática que no es del futuro sino de ahora. Nada raro sería encontrar el primer caso de chikunguya nativo de Bogotá.


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